Llegada al Asilo [Matt y Chris]

Estaba en el carro policial, podía ver las luces de éste por fuera de la ventana. Sentía los ruidos que provenían de la patrulla, estaba esposado en el asiento trasero, miré por el espejo retrovisor a los policías, ni se interesaban por mi prescencia, miré por última vez las luces de la ciudad, sabía que no volvería a verlas, en un largo... Largo tiempo. Giré mi cabeza y estabá ahí también, era yo, pero de otra manera. -todo esto es tu culpa- le incriminé, él sólo rió y desapareció, y volvía a caer en sus trampas... Bueno, creo que debía agradecerle. Ya no iría a la carcel, no era un lugar para chicos como yo. En lugar de eso iría a... Bueno, no sabía exáctamente donde iría, por lo que sólo cerré los ojos y comencé a tararear una canción. Al momento de volver a abrirlos, vi un edificio, lúgubre y sin vida... Así que aquí es donde pasaría el resto de mi vida. Los policías me bajaron de la patrulla y me escoltaron al asilo. Las grandes puertas se abrieron pesada y ruidosamente. Examiné un momento el lugar en silencio, y luego entré juntos con los oficiales, me registraron en algún lugar y me metieron rápidamente por otra puerta. Me desesposaron y me dieron unas cuántas sábanas. Miré a mi alrededor, el escenario era desolador, paredes resquebrajadas, luces que ya no iluminaban y las baldosas del piso algo destruidas. Caminé lentamente hacia la habitación que me habían indicado. Hasta que escuché que alguien me hablaba "-ayuda-" Miré hacia la habitación, duditativo... ¿Debía entrar a averiguar lo que sucedía?, ¿O sólo debía apresurarme a mi cuarto?... Después de pensarlo detalladamente, abrí lentamente la puerta... -¿Su... Sucede algo?-.

Al abrir la puerta vi una escena algo extraña, un chico, un poco más pequeño que yo, gritaba desconsolado, bueno no era tan raro pensando que era un asilo psiquiátrico, busqué la fuente del problema, al perecer estaba siendo atacado por una araña, "-P-por favor... ¡Sácala!-", lo escuché decir mientras se colocaba en una posición fetal, debía ser por el terror que le producía esa criatura, en verdad parecía tenerle miedo, me acerqué a él lentamente, sin saber qué hacer, revisé toda la habitación buscando algo con qué atraparla, miré su mesita de noche y habá un trozo de papel, la agarré y me acerqué al arácnido, cogiéndolo con el trozo de papel, y luego la liberé por fuera de la gran ventana que estaba en el cuarto... Al darme vuelta, por fin me fijé bien en el chico, estaba completamente desnudo, si no fuera por unos boxers, era delgado, con cabellos blancos, ojos grises, muy profundos, lo miré detenidamente un momento y me encaminé hacia la puerta nuevamente, sin dirigirla una nueva palabra, le di una pequeña sonrrisa antes de cerrar la puerta tras de mi y volví a buscar mi habitación.

Cerré pesadamente la puerta de la que iba a ser, de ahora en adelante, mi habitación... Otra vez no había dirigido una palabra, algo en mí no me permitía hacerlo, caminé lentamente hasta mi cama, tiré mis sábanas en esta y comencé a revisar cada rincon, era un lugar frío, oscuro, con poca luz, me dirigí a la ventana y me quedé un momento contemplando el jardín, no era una vista muy bonita, estaba todo seco, sin vida.
-¿Es que nadie se preocupa de de cómo luce todo aquí?- Escuché decir tras de mí, me voltié y estaba sentado en la cama, lo miré un momento y le dije -Eso parece- Me acerqué un momento a la cama, hasta que tocaron fuertemente la puerta, fui hacia ella y la abrí de a poco, era una enfermera, me entrego unas cuántas cosas y se fue, quedé un rato parado en el umbral de la puerta, algo desconcertado, mirando a mi alrederor, de pronto comencé a escuchar unos cuántos sollozos... Se me pusieron los pelos de punta... Miré hacia donde provenía el llanto y me acerqué lentamente a él.

Me sobresalté al ver como el chico levantaba su cabeza y me miraba, retrocedí un momento... Estaba nervioso, aun no sabía el porqué, sólo lo estaba, aquel chico no estaba bien, y no creo ser el apropiado para ayudarlo... En mí condición, Busqué en el pasillo, alguna enfermera, algún doctor... Nadie, ni rastros si quiera de la enfermera que me había visitado momentos antes.
-¿No crees que deberías hablarle?- Dijo una voz al lado mío.
-Lo sé, lo sé, deja de presionarme...- Susurré, para que el chico no me escuchara... Aunque, ya estaba en un manicomnio, ¿Qué más me podían hacer?, me acerqué de poco hasta él, iba a tocar su hombro en sentido de apoyo... Pero no podía, algo me decía que no lo hiciera. Me encongí un poco y quedé unos momentos contemplándolo, sin moverme, sin decir ninguna palabra, de vez en cuando mi boca hacía como si pudiera hablarle, pero nada, ni siquiera un mero balbuseo, me sentí algo inútil, de no poder hacer nada para que no se sintiera así.

Quise decirle algo, en verdad lo deseaba... Mi boca se movía, pero no emitía ningún sonido...Tal vez había olvidado como comunicarme con la gente, lo miré muy triste, de verdad no sabía que hacer... Bueno, si no podía comunicarme con el por las palabras... Tal vez tendría que hacerlo con acciones... Me acerqué a él lentamente y me senté a su lado, sin decir ni emitri un sonido, sólo me senté y me quedé quieto... Cerré los ojos y apoyé mi cabeza en mis rodillas. Esperando a que él empezara, que me dirigiera una palabra, un gesto, algún sonido... Algo.
-¿Y qué, sólo te quedarás ahí?, vaya que eres inútil.- Escuché al otro lado del chico, voltié la cara y estaba yo, hablándome.
-¿Y qué quieres que haga?, tú tampoco eres de mucha ayuda- dije un poco molesto.
-Pués abrázalo, háblale, haz algo, ¿Qué se yo?, si estubiera en tu lugar haría algo- lo escuché.