Sanando las heridas {Libre}

No habría pasado ni dos semanas y ya me había lastimado nuevamente la pierna. El dolor era algo que no toleraba, no estaba acostumbrada a sentir el dolor, no era algo común, para mi no lo era. Al ver la sangre fluir por la herida de mi pierna derecha, la cual en el incidente de aquel día se me habría roto tras una caída de no más de 5 metros de altura; el personal del lugar me trasladó hasta la Enfermería.

Fruncía levemente mi ceño, con gesto serio y gélido como siempre, ante las acciones de los demás, con esa característica falsa amabilidad.- ...No se preocupe, señorita, en enfermería le sanarán su herida y no recordará ese dolor... -Desvié la mirada al apenas cruzarse con la de aquel sujeto, aquel desconocido, era denigrante que me ayudaran, un fuerte golpe a mi orgullo. Suspiré. Resignación.

Me sentaron en una camilla, observando detenidamente aquella casual aunque dolorosa herida, pareciese que sin importar los días que pasaran, el Personal que requerían aun no lo habían conseguido, la verdad es que de tanto dolor al caminar fui un poco impulsiva y brusca, enterrándome un objeto filoso para que me dejase en paz aquel dolor. Solo logré aumentarlo.- Espere un momento, ya traeremos a alguien que la ayude... -Me dijeron, y yo no me inmuté en lo absoluto.

Me recosté en la camilla, no contaba con verme ni conocer a nadie de este lugar. Jamás lograré comprender el por qué de todas estas cosas, por qué estaba encerrada aquí. ¿Yo estaba loca? No, nunca será esa la razón.- ...No volveré a ver esa puerta... ni la luz del día...Alyss vivirá aquí... -Murmuré, ahora ¿hablaba en tercera persona? Noté que mis mejillas se humedecieron, pero la seriedad de mi rostro permanecía en este, lloraba, silenciosa, y aun con semblante frío.

Había oído como ingresaban a una nueva persona en la sala. Agudicé el oído, sin saber qué era lo que sucedía, sólo escuchaba las voces del personal asegurando el bien estar de alguien.

Escuché un par de sonidos a mi derecha, volteé la cabeza de inmediato, aunque no es mucho lo que pudiese ver, después de todo mis ojos permanecían aún vendados debido a la herida que me había ocasionado.

Escuché una voz, al parecer se hablaba a sí misma. Permanecí en silencio, tampoco era como si tuviese ganas de compartir mis desgracias. Me recosté sobre mi propia camilla, intentando descansar mi mente.

- Alice, pero mira qué patética te ves - Dijo áquel maldito gato. Alcé una ceja con sarcasmo.

- Ve y burláte de alguien más, gato molesto..- Le contesté amargamente, sin saber que nuevamente era una ilusión.

Luego de mi corta discusión con el gato escuché la misma voz anterior preguntar algo, al no oír respuesta de nadie supuse que la pregunta iba dirigida a mí.

Fruncí mis labios con ironía, la verdad es que no se consideraba 'loca' para nada.

- No sé cuál es el significado de locura que manejas -Comenté sin más.

- ¿Y tú, te consideras loca?- Pregunté curiosa, en espera de la respuesta que me fuese a dar.

- De todos modos, no sé si la locura en este lugar es de uno mismo o se gana aquí dentro-Guardé silencio después de eso, y es que, cualquiera se volviería loco dentro de este 'asilo'.